Ayer Eolo se levantó con ganas de cachondeo y sopló, sopló y sopló y no sé dónde andarán los 3 cerditos, pero a los 40 millones de españolitos las narices nos tocó. Hubo problemas en muchas ciudades, una de ellas Madrid, donde se desalojó el Parque del Retiro. Uno de los afectados por dicho desalojo fue un "amigo/colega/compañero/de pan" que no ha querido hacer público su nombre, así que nos referiremos a él como "X". El caso es que Jorge X ha querido inmortalizar su historia en uno de los foros de opinión más importantes. Al negarse dicho foro y los siguiente 450 consultados ha recurrido a mí. Y yo, ávido de historias y de que google no me cierre el blog por falta de actividad he aceptado encantado. Así que nada, ahí va la historia, eso sí, aviso que las opiniones de X Longarela no tienen porqué coincidir con las mías, ni las opiniones, ni el estilo literario, ni el olor corporal... en ese orden.
Qué me paso el miércoles
Hoy he leído que ayer se cerró el retiro debido a los fuertes vientos que podían ocasionar (como así fue) el derribo de árboles. No me sorprende porque ayer me echaron del parque precisamente por eso…bueno, lo intentaron…
Martes, 7.30 de la mañana: Aparco el coche en Barajas, había quedado para jugar un tenis en las instalaciones que hay en el parque del retiro y en vista del mal tiempo, lluvia y viento, me dejo los trastos (raqueta y pelotas) en el coche y cojo el metro para ir al trabajo.
Mismo día (a partir de ahora Md), 8.50: Le comunico a mi oponente esa tarde (compañero mío de trabajo) mi decisión, me pone mala cara porque él, por si acaso, si ha traído su raqueta.
Md, 10.00: Desde una ventana situada a mi espalda se puede observar como las nubes desaparecen y un sol radiante pugna por hacerse con el cielo madrileño, desde el puesto de al lado mi compañero de trabajo empieza a mirarme con gestos de reproche.
Md, 14.00: Aprovechando la hora de la comida nos dirigimos a las taquillas de las instalaciones para cancelar la reserva de pista hecha hace dos semanas, lo cierto es que el viento es muy intenso y pensamos que será mejor posponer el partido.
Md, 14.30: Mi compañero y yo estamos uno enfrente del otro con cara de circunstancias (adversas), no entendemos lo que nos dice el pollo de la taquilla, bueno, lo entendemos porque se expresa en un claro castellano pero no lo comprendemos. Si cancelamos la reserva por motivos climatológicos (lo cual no le suponía ningún problema) no nos dejan reservar ningún otro día del mismo mes a no ser que vayamos el mismo día que queramos jugar, con el consiguiente riesgo de que las pistas ya estén reservadas, vamos que perdemos la reserva (concepto por el que cobran 1,20 €/hora). Le tratamos de explicar lo absurdo de esa situación pero el hombre no se bajaba de la burra. En ese momento no se nos ocurrió darle una vuelta (como luego si hicimos) a la condición o cláusula que el señor esgrimía para la virtual perdida de reserva que suponía cancelar esta por causas climatológicas.
Md, 14,35: Voy en metro camino del coche a recoger los bártulos para jugar al tenis esa tarde. Hemos decidido que, con esas condiciones, mejor jugar aunque haga viento que exponerte a perder la reserva ese mes, además, el sol ya era incontenible y apetecía dar unos raquetazos.
Md, 16.00: De vuelta a mi puesto de trabajo con la raqueta, las pelotas (un poquito hinchadas ya…) y calzado con deportivas. Bajo a ventilarme un tupper de brócoli en cero coma en nuestro pseudo-oficce.
Md, 18.00: Sigue haciendo bueno ahí fuera y ciertamente ya apetece echar el partidito de marras…Nos cambiamos en el baño y partimos a ello.
Md, 18.15: La puerta de la estatua del ángel caído cerrada…curioso…
Md, 18.20: La puerta que sube hasta las instalaciones deportivas cerrada…curioso…cabreante…
Md, 18.25: La puerta que sale a Alcalá abierta, bien, vamos para dentro que andamos justos de tiempo. Al franquear la puerta una empleada del parque nos ruega que, por favor, no entremos que lo van a cerrar, el parque, si, el parque del retiro se va a cerrar por el peligro que suponen los árboles para los viandantes con este viento, el parque del buen retiro se cierra por primera vez en su historia en horas diurnas… Una vez superada cuatro embolias que se nos solaparon, una detrás de otra, en medio segundo, intentamos convencer a la mujer de que teníamos pista reservada desde hacia meses (todos sabemos que en esas circunstancias el tiempo es relativo y tiende a aumentar), muy comprensiva ella, nos dejo pasar. Escollo número uno superado.
Md, 18.28: Un municipal en una furgona policial nos invita a abandonar el parque, le explicamos la circunstancia de la reserva de pista, que en ese momento, nos parecía más importante que nuestra propia integridad, para que vamos a negarlo. Nos dice que no hay problema, que se van a cerrar las instalaciones deportivas sitas en el parque. Mi compañero de fatigas le dice que tenemos que ir a cancelar la reserva a lo que el municipal le reitera que no hay problema por eso. Trato de tranquilizarlo yo también: Si este señor nos asegura que no habrá ningún problema y que no vamos a perder nuestra reserva quédate tranquilo. A lo que contesta el policía: Bueno, yo imagino que no habrá ningún problema…Bien, ante la “seguridad” del municipal decido que mi única misión en la vida, este día, es llegar a esa maldita taquilla para confirmar la cancelación de la reserva de la pista de tenis. Estamos a lado de las instalaciones y le pedimos al municipal cinco minutos para realizar la gestión, transige.
Md, 18.30: Finalmente llegamos, estaba tan emocionado que ya me veía arrojando mi anillo al monte del destino…no fue necesario. Confirmamos la cancelación, pero ojo, esta vez nos traíamos la lección aprendida y bien estudiada la cláusula/condición por la cual virtualmente perdíamos la reserva, esta vez no nos dejaríamos pisar!!!
Tras escuchar el mismo razonamiento que nos habían dado por la mañana ya nos disponíamos a subirnos encima del poyete de la taquilla para darle más fuerza a nuestra argumentación, una vez más innecesario; un policía exigió la atención de la taquillera para acelerar la evacuación de las instalaciones e informar de las salidas habilitadas al efecto. Finalmente, la empleada detrás de la mampara, con comprensibles deseos de “evacuar” ella también, nos aseguró que no habría problema, nos apuntó en una lista y nos dijo que nos llamarían para ver de que modo compensar esta cancelación.
Md, 18.40: Bar “ni me acuerdo del nombre”. Ante un par de cervezas reflexionamos sobre que es más complicado que suceda: un conjunto de circunstancias que hacen que la tierra se interponga entre el sol y la luna provocando un eclipse de luna (observado este fin de semana) o el tenis “affaire” que hemos sufrido. La conclusión se nos revela rápida y con toda claridad: Cuando no está de dios…date por jodido…
Siguiente día, 9.00: Me dispongo ha escribir lo que me pasó el miércoles…